Estaba de viaje y fui a visitar un castillo, había una espesa neblina errante a lo lejos.
Cruce un puente y vi un amarillento árbol cerca del castillo, me acerqué, y vi que era un manzano entre sus ramas había una manzana recatada la cogí y era tan sedosa que me la comí.
Llegué al castillo y al abrí la puerta contemplé una escalera grandísima a la cual hice una foto, había una esplendida armadura a la cual mi memoria me llevó a los grandes caballeros como el rey Arturo, detrás había una ridícula y tramposa ventana que dejaba sibilante el aire que entraba.
Me llevaron a una gran sala donde recitaban un musical de piano sobre él había una libreta que el ayudante pasaba.
Fue un gran día y lo pasé muy bien.
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