lunes, 21 de marzo de 2011

La carta


Como unas cuantas líneas pueden cambiarte la vida...

Imaginad que recibís una carta que revela un misterio, una carta de una amistad perdida, una carta con buenas o tremendas noticias...

 Hace ya muchos años, recibí una bonita carta de la cual hoy todavía me acuerdo, para mi  fue algo grandioso y bonito porque era la primera carta que recibía y al mismo tiempo, era de amor.
                           
Mis padres conocían a una familia que tenía varios hijos, yo con todos me relacionaba. Había uno de  ellos que se fue al ser el servicio militar y cuando vino de permiso fue a visitarnos. Nos saludamos y vi que tenía muchas ganas de  hablarme, me dijo que me había escrito una carta, yo le conteste que no había recibido nada. A lo que el me respondió que no la había mandado porque pronto iba a venir a vernos. Pero que lo haría.
Yo no puse ningún interés en este comentario, pero una tarde mi madre me dijo que había una carta para mi, cual fue mi sorpresa al comprobar que me la había mandado Antonio, que así se llamaba ese chico.
La  verdad estaba nerviosa y al mismo tiempo intrigada pues pensaba que era un rollo que este chico se había montado conmigo.
Cuándo abrí la carta y empecé a leer no creía lo que me estaba pasando, este chico me estaba sugiriendo una relación pues me decía en ella muchas cosas. Todavía hoy recuerdo las poesías que me escribió:

Si me quieres escribí,  
ya sabes mi paradero, 
en las montañas de África, 
sin tabaco y sin dinero.

Como las olas del mar,
se estellan sobre las roca,
igual me estrellaría yo,
por darte un beso en la boca.

Después de leer esto, yo no atinaba a seguir leyendo pues creo que me puse mas roja que un tomate, al mismo tiempo veía las letras unas encima de las otras. Nunca pensé que Antonio se hubiera fijado en mi. Yo pensaba que era otro hermano, el que iba detrás de mi pero nunca pensé que también este.
Cuando yo lo conocí tenía novia y más tarde me enteré que se peleo con ella, pero a mi ni fu ni fa.
Conmigo era simpático y es verdad que me hablaba mucho, pues a mi siempre me ha gustado la cocina y el era cocinero en un hotel de la costa, pero no pensé que el sintiera nada por mi, porque  yo siempre he estado liada con mis libros y mis cosas y no pensaba en nada de chicos.
Lo curioso de la carta fue el final, decía:

Espero recibir noticias tuyas, se despide de ti hoy un amigo, mañana no se... Antonio.

Como habréis pensado, yo no le escribí, pero  un día que iba para clase de inglés  me lo encontré y nos saludamos, me quiso acompañar a clase pero le dije que yo sabía el camino, la verdad es que estaba nerviosisima, seguro que estaba hecha un flan, insistió y me acompañó. Esa hora, ni inglés ni nada, pues me dijo que me esperaría al salir y cuando lo hice, allí estaba para recogerme.
Esos minutos fueron interminables pues con lo corta que yo era y con lo que me escribió, yo me lo esperaba todo, como así fue, me dijo que me escribió y que no había tenido respuesta,  yo le dije que no había tenido tiempo, el se rió y por el camino se me fue declarando.
Hoy día, después de tantos años y de  haber sido su novia durante 14 meses, 7 meses por carta y 7 meses después de venir, lo recuerdo con cariño y añoranza. Pero como siempre he dicho, la distancia no es buena en una relación, decidí hablar con él y lo dejamos. Hoy día seguimos manteniendo una buena amistad.
Pero como habreís visto a pesar de los años no se olvida una bonita y grata carta.


miércoles, 9 de marzo de 2011

La primavera

Transformar el texto de Miguel Delibes en una descripción donde reflejéis la llegada de la primavera a nuestra ciudad siguiendo la estructura del texto o a vuestro libre albedrío:

                                                                                                      
A mediado de marzo, con un sol radiante, me decidí a dar un paseo por el parque, me parecía maravilloso escuchar el piar de los gorriones y otras aves, así como el voleteo de las palomas que iban buscando comida y otros forrajes para sus crías.
Las flores empezaban a abrirse y el césped parecía una alfombra de bellísimos colores: amarillo, rojo, violeta... Estaba todo precioso.
Los árboles lucían un manto de distintas tonalidades de verdes y en algunos de ellos florecían bellas y hermosas flores, que más tarden darían su frutos.
Los patos en el lago, ¡ qué graciosos ! sus crías iban detrás empezando a jugar con el agua y como no, las tortugas sacaban sus cabecitas para aprovechar los lindos rayos de sol.
Se veía a mayores pasear, y otros sentados en los bancos contemplaban a los niños jugar en los columpios y en el  tobogan.
Para mi era hermoso ver tanta maravilla pues ya quedaba atrás el frío invierno, y mi pueblo empezaba a vivir de nuevo, todos en comunidad.

martes, 1 de marzo de 2011

Tatuaje

¿Qué tal si contáis la historia del marinero alto y rubio como la cerveza?


Estaba paseando con mi padre una tarde, cuando pasó por nuestro lado un señor, alto y rubio como la cerveza, que se acercó a mi padre y le saludo. Preguntó por la familia, y mi padre le correspondió preguntándole que como le iba, y este le respondió, que iba como siempre, como un barco a la deriva. Mi padre le animó y quedaron para tomar un café.
Yo le comenté a mi padre, que con sus años, este hombre se veía, que había sido bastante atractivo y que habrían tenido a las mujeres a sus pies, pero que veía en su rostro una tristeza inmensa. Mi padre tristemente me lo aseguró. Pero me afirmó, que la vida no le había tratado nada bien y que la causa de su mal, estaba en un amor imposible y por ello seguía sin tomar tierra firme.

Nos sentamos en un banco y le propuse que me hablara de la vida de este.
 Rafael, que así se llamaba este señor, era de un pueblecito de pescadores. Se había criado sin madre porque esta al nacer él, había muerto. Su padre que era pescador, lo dejaba con su hermana. Esta al tener muchos hijos y poco recurso, apenas estaba pendiente de él.

Su vida transcurrió en la calle sin cariño de nadie. Su padre murió cuándo él era todavía un niño, un asote de mar se lo llevó cuando iba embarcado y nadie más supo de él.

Rafael por lo tanto tubo  que espabilar y empezó a embarcarse como su padre. Iba de puerto en puerto pues no había nadie que le esperará, por lo tanto su vida era la mar.

Una de las veces que desembarcó, conoció a una chica de la cual se enamoró locamente y esta de él. Su noviazgo, lo llevaron en secreto hasta que el padre de ella se enteró y le prohibió verle.

Una de las veces que Rafael embarcó, el padre decidió partir este noviazgo y marchó con la familia a otro pueblo lejos de donde estos se conocieron.

Cuando Rafael regresó,  la buscó, preguntó por su paradero pero nadie sabía nada de ella, su búsqueda fue imposible y con sus recursos poco más pudo hacer. Cansado de la búsqueda y con el corazón roto, lo único que le quedó fue tatuarse un corazón con el nombre de ella. Le dió a la bebida y su vida calló en picado. 

Lo curioso de esto, me comentó mi padre, que la chica volvió y buscó a Rafael pero como este iba de puerto en puerto nunca dió con él.

Pasado algunos años la chica se casó con un novio concertado por su padre. Este le dió mala vida hasta que ella murió de una paliza.

Cuando Rafael regresó y se enteró de lo ocurrido, cogió al marido y lo mató. A Rafael lo metieron en la carcel y después de cumplir la condena salió. Su vida cambió, pero hoy sigue todavía pensando en ella, y su nombre sigue tatuado en su cuerpo y en su corazón .

Esta historia, me dejó muy marcada por eso hoy día cuando veo un corazón tatuado recuerdo esta historia y no dejo de pensar en los destinos de las personas.