viernes, 26 de noviembre de 2010

Compradora compulsiva


Fui al mercadillo y mientras estaba comprando fruta a mi amigo Pedro, vi pasar a una señora que parecía de la jet-set, con mucho aire de ser un personaje, no solo en su forma de vestir sino en sus andares y en sus modales.
Mi amigo Pedro se rió al verla y le pregunté ¿ quien es ? . Su respuesta me dejó de piedra.
Según me comentó, esta señora es una persona habitual en el mercadillo y todos la conocen por sus vestimentas excentricas. Ella se dedica a comprar toda clase de ropas e inclusos las usadas; porque ella no tiene mucho dinero pero tiene una enfermedad de comprar compulsivamente y todo aquello que se pone representa para ella un personaje distinto. Según me comentó ellos la llaman la señora fantástica pues es raro el día que aparece con un modelito nuevo y raro.
Esto de mofarse de las personas, a mi no me hace ninguna gracia pues entiendo que lo que tiene es una enfermedad parecida a la ludopatía y otras ....
Esta enfermedad no es tanto de ella, como de toda la sociedad, debido al bombardeo publicitario de toda índole, creándonos unas falsas necesidades dificilmente soportable para nuestra economía y mermando nuestra personalidad.



domingo, 7 de noviembre de 2010

LA MUJER DE LA NARIZ- BOMBILLA


Aquella señora tenía una nariz-bombilla que se encendía y apagaba según su estado de ánimo. De noche iluminaba el comedor. Lo malo es que cuando estornudaba, la bombilla estallaba..

Hace unos días llegó a mi piso una nueva familia. Al bajar por la escalera vi a una señora a la cual di los buenos días y esta con una sonrisa me la devolvió.
Me fui algo confusa pues me parecía que su cara resplandecía y esto me llamó la atención.
Hable con mi marido acerca de los nuevos vecinos. Le pregunte por si el los había conocido pero me dijo que no. Le propuse ir a presentarnos y al mismo tiempo los conoceríamos.
Desidimos ir más tarde. Llegamos a su puerta y pegamos, nos recibió un señor al cual nos presentamos y nos ofrecimos para ayudarles en cualquier menester. Este muy agradecido nos hizo pasar a su salita para presentarnos a su señora.
Entramos, y allí estaba la señora, a la cual yo había saludado en la escalera el día anterior. Esta se levantó, pues estaba haciendo ganchillo y nos saludo.
Nuestra sorpresa fue estraña pues vimos que a la señora se le encendía la nariz como si fuera una bombilla. La pobre enseguida nos explico que desde pequeña tenía ese mal y debido a su nariz-bombilla, tenía que ir de un pueblo a otro, pues las gentes se metían con ella y era el hazme reír del pueblo.
Mi marido suavizo las cosas y sin malda ninguna le dijo que todo no era malo pues era mucha suerte tener cerca una linterna porque cuando hace falta no la encontramos y ella en cambio la tenía en su propia nariz.
Todos nos echamos a reír y les propusimos que cuando quisieran podían devolvernos la visita. Ellos aceptaron con mucho agradecimiento.
Las gentes del barrio empezaron a cuchichear de los nuevos vecinos y hablar de la señora. Yo les comente que eran buenas gentes, que con nadie se metían y eran buenos vecinos, ¿ que más podíamos pedí ?.
Un día en la carnicería estaban hablando de Mari la vecina de la nariz-bombilla en ese momento entraba ella y cual fue nuestra sorpresa cuando vimos que la nariz le estalló. Todos nos sorprendimos y ella se puso a llorar y salio corriendo.
Yo, dos días después de este acontecimiento desagradable comboque una reunión en el piso para hablar con mis vecinos. En esta reunión les hice ver que a todos nos podía pasar algo raro y que no, nos haría gracias estar en la situación de Mari y que nuestra actitud era como la de los niños mal criado y no como personas adultas que eramos. Ella lo pasaba mal y nosotros con nuestra actitud les hacíamos más daño a ella, así como su marido. Ellos no se merecían ese desprecio, pues eran buenos vecinos. Todos se fueron muy pensativos y con la cabeza bajada.
Esa noche se había ido la luz en el barrio y Carmen la vecina del segundo se había puesto de parto. Su marido llamó a algunos vecinos para que les ayudarán y les pidió que llevaran linternas; pero por diversos problemas como falta de pilas, bombillas fundidas o incluso linternas estraviada, nadie podía ayudar. Pero ahí se presentó Mari con un catarro y un cuadro febril de mil demonios. Pues a la pobre no paraba de estallarle la nariz, pero con gran esfuerzo se aguantaba de estornudar para que Carmen tuviera luz y pudiera tener a su hija con más claridad.
Con esto podemos ver que no hay mal que por bien no venga. Y que podemos sacar lo mejor que tenemos en un momento dado. Y en este caso Mari con su estrañeza solvento la situación.
En agradecimiento Carmen le puso el nombre de MariLUZ a su hija. Siendo Mari a partir de ese día un miembro destacado y muy querido de nuestra comunidad.