domingo, 7 de noviembre de 2010

LA MUJER DE LA NARIZ- BOMBILLA


Aquella señora tenía una nariz-bombilla que se encendía y apagaba según su estado de ánimo. De noche iluminaba el comedor. Lo malo es que cuando estornudaba, la bombilla estallaba..

Hace unos días llegó a mi piso una nueva familia. Al bajar por la escalera vi a una señora a la cual di los buenos días y esta con una sonrisa me la devolvió.
Me fui algo confusa pues me parecía que su cara resplandecía y esto me llamó la atención.
Hable con mi marido acerca de los nuevos vecinos. Le pregunte por si el los había conocido pero me dijo que no. Le propuse ir a presentarnos y al mismo tiempo los conoceríamos.
Desidimos ir más tarde. Llegamos a su puerta y pegamos, nos recibió un señor al cual nos presentamos y nos ofrecimos para ayudarles en cualquier menester. Este muy agradecido nos hizo pasar a su salita para presentarnos a su señora.
Entramos, y allí estaba la señora, a la cual yo había saludado en la escalera el día anterior. Esta se levantó, pues estaba haciendo ganchillo y nos saludo.
Nuestra sorpresa fue estraña pues vimos que a la señora se le encendía la nariz como si fuera una bombilla. La pobre enseguida nos explico que desde pequeña tenía ese mal y debido a su nariz-bombilla, tenía que ir de un pueblo a otro, pues las gentes se metían con ella y era el hazme reír del pueblo.
Mi marido suavizo las cosas y sin malda ninguna le dijo que todo no era malo pues era mucha suerte tener cerca una linterna porque cuando hace falta no la encontramos y ella en cambio la tenía en su propia nariz.
Todos nos echamos a reír y les propusimos que cuando quisieran podían devolvernos la visita. Ellos aceptaron con mucho agradecimiento.
Las gentes del barrio empezaron a cuchichear de los nuevos vecinos y hablar de la señora. Yo les comente que eran buenas gentes, que con nadie se metían y eran buenos vecinos, ¿ que más podíamos pedí ?.
Un día en la carnicería estaban hablando de Mari la vecina de la nariz-bombilla en ese momento entraba ella y cual fue nuestra sorpresa cuando vimos que la nariz le estalló. Todos nos sorprendimos y ella se puso a llorar y salio corriendo.
Yo, dos días después de este acontecimiento desagradable comboque una reunión en el piso para hablar con mis vecinos. En esta reunión les hice ver que a todos nos podía pasar algo raro y que no, nos haría gracias estar en la situación de Mari y que nuestra actitud era como la de los niños mal criado y no como personas adultas que eramos. Ella lo pasaba mal y nosotros con nuestra actitud les hacíamos más daño a ella, así como su marido. Ellos no se merecían ese desprecio, pues eran buenos vecinos. Todos se fueron muy pensativos y con la cabeza bajada.
Esa noche se había ido la luz en el barrio y Carmen la vecina del segundo se había puesto de parto. Su marido llamó a algunos vecinos para que les ayudarán y les pidió que llevaran linternas; pero por diversos problemas como falta de pilas, bombillas fundidas o incluso linternas estraviada, nadie podía ayudar. Pero ahí se presentó Mari con un catarro y un cuadro febril de mil demonios. Pues a la pobre no paraba de estallarle la nariz, pero con gran esfuerzo se aguantaba de estornudar para que Carmen tuviera luz y pudiera tener a su hija con más claridad.
Con esto podemos ver que no hay mal que por bien no venga. Y que podemos sacar lo mejor que tenemos en un momento dado. Y en este caso Mari con su estrañeza solvento la situación.
En agradecimiento Carmen le puso el nombre de MariLUZ a su hija. Siendo Mari a partir de ese día un miembro destacado y muy querido de nuestra comunidad.

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