jueves, 25 de febrero de 2010

OTRO PUNTO DE VISTA...

En este texto se cuenta lo que piensa un maniquí con respecto a una mujer que pasa por delante de él todos los días. Escribid un relato cambiando el punto de vista: ¿Qué piensa la mujer del maniquí? ¿Quién era ella y adonde se dirigía todos los días?. Imagina que el maniquí sale del escaparate e inventa un final para esta historia.
EL MANIQUÍ

Llevaba mucho tiempo atravesando aquella calle porque mi trabajo estaba cerca de allí, en unos bloques de oficina, yo era una de tantas secretarias que allí se ganaba la vida.
En una de aquellas tiendas de esta calle había un escaparate que me llamaba la atención, había un maniquí que aunque era de plástico parecía tan natural que a veces sentía que me observaba.
Siempre que pasaba le miraba aunque fuera unos instante. Cada sierto tiempo le veía con distintos trajes, a veces iba con traje chaqueta, otra de sport, con ropa de invierno, de verano... La cuestión es que su caballerosidad y planta se veía a 100 leguas. Me fascinaba mirarlo parecía que me guiñaba al pasar.
Pasó el tiempo y una noche de Navidad los compañeros decidieron hacer una fiesta en la oficina, yo decidí ir.
Al pasar por el escaparate observe que lo habían vestido de Papa Noel y la verdad que me hizo gracia...
La fiesta se prolongo hasta altas horas de la madrugada. Y como era tarde decidí marcharme, pues el hecho de no encontrar a nadie que fuera en mi misma dirección me preocupaba un poco.
Cuando atravesaba dicha calle me asaltaron dos enmascarados que me pidieron el bolso, con mucho miedo se los di y le dije que no me hicieran nada, de pronto vi a un Papa Noel que les hizo frente y me defendió de los atracadores.
Por unos instante miré hacia el escaparate y cual fue mi sorpresa a observar que el maniquí que se hallaba allí había desaparecido.
Los enmascarados salieron corriendo y dirigiéndose hacia mi el Papa Noel me dio el bolso y me preguntó si me habían hecho daño; a lo que respondí que gracias a él todo había sido un mal susto.
Me acompañó hasta mi casa y le di las gracias. Le dije que haber si nos veíamos algún día para tomar un café y agradecerle su ayuda. Cual fue mi sorpresa cuando me dijo que ya nos conocíamos y que mi mirada le daba un soplo de vida.
Al girarme después de abrir la puerta de mi casa y para darle de nuevo las gracias vi que el Papa Noel no estaba, miré hacia un lado y otro y no vi a nadie.
A la mañana siguiente al pasar de nuevo por esta calle observe que el maniquí vestido de Papa Noel estaba allí.
Después de esto deduje que me habría emborrachado algo más de la cuenta y habría tenido alguna alucinación con dicho Papa Noel pero fuera lo que fuera yo se que había sido él pues al pasar me guiñó y sonrió.
Me paré y con una gran sonrisa le di de nuevo las gracias.


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